Ser sustentable o sostenible implica, en
principio, una relación de equilibrio entre una especie –en este caso la
humana- y los recursos del medio en el que esta se desarrolla.
A partir de aquí, la lógica indica que la extracción indiscriminada de
recursos y la sobreexplotación de la tierra, no llevará a la
sustentabilidad, sino más bien todo lo contrario. Sin embargo, esta
lógica que acabamos de aplicar, no es, aparentemente, la correcta;
nosotros estamos razonando mal. El pensamiento acertado es aquel que nos
indica que sustentabilidad es, entre otras cosas, producir más, cada
vez más. Producir rápido, mucho, casi con terror, pues en las próximas
décadas los productores deberán producir más alimentos que en los
últimos 10 000 años. Es necesario duplicar los rendimientos de maíz,
soja, algodón y canola para el año 2030. Pero, ¿Qué pasará si no
llegamos? Llegaremos, la solución se nos presenta fácil, cálida y
cómodamente: dejaremos todo en manos de Monsanto.
Monsanto
mejorará genéticamente las semillas para que las futuras plantas no
sufran enfermedades que puedan llegar a contaminarnos, trabajará para
mitigar los factores que reducen el rendimiento en el cultivo de maíz y
próximamente también se encargará de factores limitantes del
rendimiento, como la eficiencia en el uso del agua; además de la
recomendación a los productores de prácticas agronómicas eficientes para
cada ambiente. (ver: http://www.monsanto.com/global/ar/nuestros-compromisos/pages/agricultura-sustentable.aspx)
Tal vez hemos estado equivocados/as toda la vida,
ingenuamente creyendo en el reciclado, la economía social, la huerta en
casa y en el barrio, la educación ambiental y la defensa del agua pura
como salidas a la crisis que –también equivocadamente- pensabamos que los
mismos seres humanos habíamos ocasionado. Errores y más errores, pero, a
pesar de la sustentabilidad propuesta por Monsanto, hay
cosas que como activistas no
comprendemos. Por ejemplo –y dejando de lado los eufemismos-:
- ¿Cómo llega Monsanto a la conclusión de que la sobreexplotación de la tierra implica sustentabilidad?
- ¿Cómo podemos asegurarnos de que la modificación genética realizada a
nuestros alimentos no genera en nosotros/as o nuestros/as hijos/as consecuencias
contraproducentes para la salud?
- ¿Por qué debemos concentrarnos
en duplicar la producción solo de maíz, soja, algodón y canola cuando lo
más equilibrado es un cultivo diverso?
- ¿De qué manera piensan
poner en práctica la conservación de recursos como el agua o la tierra
sin que esto genere una suba significativa en la toxicidad del suelo?
- ¿Cómo aconsejarán a productores sobre prácticas agronómicas
eficientes para cada ambiente si solo se siembran maíz, soja, algodón y
canola?
- ¿Cómo aconsejarán a productores sobre prácticas
agronómicas eficientes si adquieren sus tierras con costos muy debajo de su valor, contaminan
sus cultivos con fumigaciones y los obligan a utilizar sus semillas
modificadas, sus repelentes y fertilizantes?
- ¿Cómo pueden seguir ignorando las muertes provocadas por fumigaciones?
Monsanto tiene muchos huecos en sus argumentos y mucho poder para convencer. Pero a pesar de su
enorme poder, no lograron convencer a las cientos de personas que día tras
día arrastramos como hormigas el pedacito de semilla con el que
llenaremos los miles de hormigueros orgánicos que construimos a la luz
del sol, mientras ustedes destruyen en las sombras.
Por nuestra parte seguimos eligiendo el reciclado, la huerta, la economía social, el
activismo ecológico, la libertad de pensar, de decidir; la educación
ambiental y la unión solidaria como armas de construcción masiva. Es muy
probable que Monsanto no se sienta hoy amenazado por ellas, pero no
importa, seguimos adelante, seguimos activos y activas, porque el miedo es su
juego, no el nuestro.
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